El Confidencial.- Encender la luz, cargar el teléfono móvil, calentar comida en el microondas, enviar un mail o escuchar música son algunos de los gestos cotidianos que realizamos cada día bajo un denominador común: la asistencia de un sistema eléctrico que respalde las necesidades eléctricas de todos los ciudadanos mientras se enfrenta a los retos europeos para mitigar los efectos y el avance del cambio climático.
Pero en este camino hacia la descarbonización de la economía, que pasa por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los países miembros de la UE en al menos un 55% de aquí a 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050, exige de una transformación de los sistemas eléctricos que permita un mayor aprovechamiento de recursos naturales e inagotables como el viento y el sol, para producir energía verde, con unas infraestructuras que incrementen su eficiencia y su sostenibilidad... Leer más