Transición Energética en Cantabria

Las energías renovables en Cantabria: una oportunidad

Las energías renovables en Cantabria: una oportunidad

El Diario Montañés.- (María Jesús González) Desde la Asociación para la Transición Energética asistimos con perplejidad a una nueva versión del fenómeno Nymbi, que en castellano se traduce literalmente «no en mi patio trasero» pero que sería más adecuado traducir por «no en mi pueblo». Un fenómeno que afecta en todo el territorio nacional a la instalación de parques de energías renovables, sean eólicas o solares.

Este fenómeno, muy estudiado por psicólogos y sociólogos y conocido de todos los promotores, públicos o privados, de infraestructuras de servicios de interés general, desde vías de ferrocarril hasta tendidos eléctricos, pasando por hospitales, es reflejo de las distintas caras de nuestra sociedad. Una sociedad con grandes expectativas sobre la calidad de vida y el acceso a los servicios y muy baja aceptación de los impactos que las infraestructuras que hacen posible esos servicios tienen en su entorno inmediato: queremos telefonía móvil pero no antenas. Queremos energía renovable, pero no los parques eólicos o solares que la producen. O lo que es lo mismo, no los queremos en nuestro municipio. Es una nueva versión de aquel famoso y triste dicho '¡que inventen ellos!'... Leer más

 

Estamos en el momento preciso en el que hay que tomar decisiones para que Cantabria aborde sus obligaciones y compromisos con la descarbonización en la producción y el consumo de energía, al tiempo que innova y transforma su industria, su sistema de producción y distribución agropecuaria, protege el entorno natural y crea oportunidades de empleo y mejora los servicios en las áreas rurales para evitar la despoblación.

Es el momento de la corresponsabilidad: la industria tiene que plantear proyectos tecnológicamente punteros, medioambientalmente sostenibles y socialmente comprometidos. Las administraciones, desde el Gobierno del Estado, pasando por el autonómico, hasta la pedanía más pequeña, tienen que establecer las condiciones para que las infraestructuras energéticas se instalen y gestionen en un marco normativo y de control exigente y viable. Las organizaciones de la sociedad civil tenemos que contribuir no sólo a que los ciudadanos reciban información veraz, contrastada y útil, sino además a que nuestras acciones contribuyan al objetivo común de hacer posible la descarbonización y la transición energética.

Es preciso recordar que la dependencia energética de Cantabria es de las más alta de España. En Cantabria sólo se produce el 25% de la energía eléctrica que consume y el 75% de la que produce es de origen no renovable. Esa dependencia energética es todavía mayor en el caso del gas o de los hidrocarburos. En estos momentos tan complejos que estamos viviendo, en plena invasión de Ucrania por parte de Rusia y cuya consecuencia más inmediata es el riesgo del suministro de combustibles fósiles de los cuales somos enormemente dependientes de Rusia, es cuando nos damos cuenta de la importancia de tener autonomía y eso sólo se consigue con capacidad propia de renovables.

Cantabria es una región de gran riqueza natural, de tradiciones ancestrales ligadas a la vida rural. Pero también es una región con una universidad, una industria y unas ambiciones de innovación y desarrollo que necesitan encontrar el equilibrio que otras regiones de España y Europa han encontrado para que las energías renovables formen parte de la ecuación de la recuperación económica y de la transición energética y ecológica.

Sólo hay que comparar, por ejemplo, que Cantabria tiene un parque eólico de 35 megavatios frente a los 1.200 que hay en España con una potencia instalada de 27.000 megavatios o los 23 de Asturias con una potencia de 648 megavatios, región comparable por extensión y geografía.

Y si el objetivo es que en 2030 el 75% de la energía que se produzca en Cantabria sea renovable y que al menos 300 megavatios sean de origen eólico, va a hacer falta mucho más que hacer declaraciones de 'si a las renovables'.

No estamos diciendo nada nuevo, nada sobre lo que no exista un amplísimo consenso político y social. Todas esas cuestiones y su listado de retos y soluciones posibles se han analizado y contrastado en foros universitarios, económicos, políticos y sociales en Cantabria.

«La transición energética es la primera gran revolución tecnológica que se hace por razones objetivas, y requiere de consenso institucional y social en Cantabria». Ésta es una de las conclusiones fundamentales de la Jornada que organizó la Asociación para la Transición Energética en diciembre pasado en Santander con el objetivo de contribuir a vertebrar un consenso institucional y social en torno a la generación de energía renovable en Cantabria.

¿Cómo hacer compatibles las infraestructuras de energías renovables y la mejora de la vida rural?

Por un lado, mediante el cumplimiento de la exigente normativa medioambiental que se concreta en cada caso particular por la aprobación de la Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA). Y ese cumplimiento no termina con las obras de instalación, sino que se extiende a la vida útil del parque, a su desmantelamiento y a la restauración del terreno una vez las infraestructuras queden técnicamente obsoletas. Sobre ellas se ejerce la vigilancia de las administraciones territoriales, la nacional y también la europea, la cual es cada vez más exigente a la hora de hacer cumplir normativas de enorme relevancia como las Directivas de Aves y Hábitats, entre otras.

Por otro lado, el compromiso con las poblaciones afectadas directa o indirectamente es clave para que el bien general de facilitar la transición energética se acompañe de medidas que mejoren la vida de las poblaciones rurales en las que se implantan las infraestructuras. El viento, el sol y otros recursos naturales son recursos del territorio, como en su día lo fue el carbón, por ejemplo, y el territorio tiene que beneficiarse del uso de ese recurso. Por lo tanto, una condición para la viabilidad de los proyectos es que las compensaciones sociales estén a la altura de la ambición de proyecto. Es también ese compromiso materializado en medidas y aportaciones concretas el que permitirá a los ciudadanos valorar la calidad de los proyectos y la fiabilidad en sus promotores. La despoblación de las zonas rurales es imparable si no se crean oportunidades y se dota a las pequeñas poblaciones de las vías de comunicación y servicios que incentiven a los jóvenes a permanecer o volver. De lo contrario, el campo seguirá despoblándose y la actividad agropecuaria desaparecerá.

En este contexto, es necesario desbloquear la situación de estancamiento del desarrollo de las energías renovables en Cantabria, y para ello es imprescindible que se aborde con urgencia un proceso de consenso social y territorial que permita a Cantabria ser energéticamente soberana, medioambientalmente sostenible y socialmente equilibrada.

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