El Diario Montañés.- (Rubén Diego Carrera) En los últimos tiempos abundan las noticias relativas al supuesto daño que el parque eólico de El Escudo causará sobre una de las zonas de Cantabria de mayor biodiversidad. Noticias provenientes de lo que yo llamo el entorno 'ecolojeta'. No confundir con los ecologistas de verdad porque a los que me refiero no han pisado la sierra de El Escudo en su vida, ni saben identificar en el campo una turbera. Más bien las confunden con charcas... Leer más
Me importa poco si el parque se llega a construir o no, pero me parece una vergüenza que los pretendidos defensores del medio ambiente se dediquen a boicotear absolutamente todos los proyectos de energía eólica que salen a la luz; más aún cuando se trata de una de las herramientas más eficaces que tenemos para generar energía limpia y combatir el cambio climático. Las mentiras y falacias vertidas por los 'ecolojetas' no resisten el más mínimo análisis científico y son un nuevo populismo desmedido.
Como cántabro de pura cepa y amante de la naturaleza, me importa y mucho que nuestra región se sume a la lucha contra el cambio climático y que salgamos de ese pozo de dependencia energética del exterior. Sobre todo si ello permite a miles de titulados de la universidad y de los centros de Formación Profesional de Cantabria conseguir trabajos de calidad en nuestra región vinculados a la implantación de una nueva economía baja en carbono.
Volviendo al tema de El Escudo, me he informado en detalle sobre las turberas y no me cabe duda de que hay que proteger las que quedan activas. He podido verificar que están protegidas por la normativa de la Unión Europea y del mismo modo he podido comprobar que dicha normativa no impide la convivencia entre un parque eólico y estas formaciones.
Turberas hay en la sierra de El Escudo y también en numerosos lugares de Cantabria y de la Cornisa Cantábrica. Algunas, incluso mejor conservadas. El repentino interés por estos hábitats me lleva a concluir que simplemente están siendo utilizados para poner obstáculos a la construcción de un proyecto que se viene gestando desde hace décadas. Un recurso a la desesperada propio de una ola de fobia antieólica alimentada por el miedo de un sector de la población a una implantación masiva de parques eólicos en el territorio de Cantabria; algo que es imposible que ocurra, porque no lo van a permitir ni las leyes, ni el Gobierno ni la ciudadanía en la que me incluyo.
El proyecto de El Escudo tiene una Declaración positiva de Impacto Ambiental (DIA). Las medidas que incluye para que las obras del parque no afecten a las turberas sorprenden por lo exhaustivas que son. En algunos casos diría que hasta exageradas. Sin embargo, a los funcionarios del Ministerio que han redactado un texto tan riguroso y exigente, los 'ecolojetas' les han puesto verdes por haber dejado abierta la posibilidad de compatibilizar el parque eólico con las turberas. Curiosamente, los mismos funcionarios reciben aplausos con las orejas de estos activistas antisistema cuando rechazan un parque eólico o un macro huerto solar.
¿Cuál es el actual estado de conservación de las turberas de El Escudo que tanto preocupa a los 'ecolojetas' y a algunos políticos oportunistas? Buena pregunta. La realidad es que se encuentran en franco declive principalmente por el imparable cambio climático que está afectando su conservación y puede llevarlas a desaparecer. También les afecta que haya ganado pastando y pisoteando las mejores turberas de la sierra. Y no quiero decir con ello que se suspenda la actividad ganadera allí, ni mucho menos, que bastante tienen los ganaderos con la que han liado los 'ecolojetas' con el lobo. Es posible compatibilizar el pastoreo con medidas sencillas de conservación.
Luego está la actividad extractiva de turba, que ha provocado que existan superficies mayores que varios campos de fútbol en las que no hay ni rastro, no ya de turberas, sino de cualquier atisbo de tierra vegetal. ¿Han oído a alguien hablar de esto?
¿Es entonces realmente el parque eólico una amenaza para las turberas? Resulta que la empresa promotora ha realizado una catalogación detallada de todas ellas que ha permitido ampliar enormemente el inventario oficial existente. Si además han anunciado que van a implantar medidas no solo de protección sino también de recuperación, puede concluirse que la situación de las turberas estará mejor si se construye el parque que si no.
Si finalmente no se construye, las turberas seguirán olvidadas y deteriorándose. Que nadie espere entonces una movilización de los 'ecolojetas', porque este tema caerá en el olvido cuando ellos hayan cumplido su objetivo de arruinar el desarrollo eólico de nuestra comunidad. No podemos seguir tragando sus infundios en redes sociales al margen de la realidad científica y legal. Cantabria debe progresar de forma sostenible.
