Xataka.- El futuro de la transición energética no se pinta solo con el blanco del litio. En buena medida es rojizo, el color del cobre. Y si la disponibilidad y volatilidad del primero lleva tiempo preocupando a la industria tecnológica, obligándola incluso a meter la cabeza en el sector minero, el segundo se mira también con cierta cautela. Y con razón. Voces hay ya que advierten del riesgo de escasez de cobre, panorama preocupante dado el papel que juega en las baterías o los paneles solares. Algunos analistas apuntan incluso a años de déficit.
Dada la importancia del cobre, tanto para el sector tecnológico como para la construcción, la evolución de su precio, demanda y oferta es un tema crucial. Y sobre la mesa hay estudios ya que advierten de un futuro con desajustes. Uno de los más contundentes es el de la consultora McKinsey & Co, que calcula que para principios de la próxima década el abastecimiento se habrá vuelto insuficiente. En concreto, prevé que la demanda anual aumentará a 36,6 millones de toneladas métrica spara 2031 mientras el suministro rondará las 30,1... Leer más