Diario Palentino.- (Arturo Cuervo) Palencia parece estar quedándose atrás en lo que a su futuro demográfico y a su progreso económico se refiere, teniendo en cuenta que las últimas cifras del padrón del Instituto Nacional de Estadística (INE) volvieron a resultar desconcertantes, de manera que en 2022 la provincia no llega a los 158.000 habitantes, lo que supone casi 20.000 habitantes menos que hace dos décadas; y lo que es peor, en el último año la provincia ha perdido nada menos que 1.175 habitantes.
Además, el 84 % de los 191 municipios palentinos tiene menos de 500 habitantes y el 37 % menos de 100, sobrepasando únicamente la capital los 50.000 vecinos... y todo en una extensión de 8052 Km2, entre las más pequeñas de la región.
La buena noticia es que esto no significa que la provincia haya dejado pasar la senda del futuro, ya que si se lo propone, Palencia cuenta con numerosos recursos para coger el tren del progreso, aunque para ello sea necesario hacer una fuerte apuesta tanto política, como social y económica... Leer más
Contribuyen a ello algunas organizaciones del ámbito de la sociedad civil, como la Red Española de Municipios con Desafíos Demográficos y contra la Despoblación SIEMBRA, -presidida a nivel nacional por Luis Calderón Nágera, alcalde del municipio palentino de Paredes de Nava y un emprendedor institucional donde los haya-, y cuyo objetivo fundacional es la defensa de los municipios con deficiencias demográficas graves y permanentes.
En este contexto, las energías renovables, que siempre han estado ahí de forma que llevamos utilizándolas desde hace siglos -antaño para calentarnos o para mover barcos a vela, y en la actualidad para generar electricidad verde-, marcan una tendencia que ha sido espectacular en los últimos años y que ha hecho que en 2022, más del 50 % de la generación eléctrica española sea ya renovable.
Este dato da cuenta de que estamos ante una gran oportunidad que no podemos permitirnos el lujo de dejar escapar; y si la aprovechamos, desde luego que será fuente de progreso tanto para Palencia como para Castilla y León.
Así las cosas, y justo en un momento en el que se está desarrollando una sensibilidad especial hacia lo local, parece necesario elaborar esquemas de desarrollo sostenible especialmente pensados para cada uno de los territorios, con el fin de atajar fenómenos como la despoblación o la falta de oportunidades económicas, que ralentizan la puesta en marcha de servicios públicos de calidad que sirvan como atractivo para vivir en determinadas zonas de la provincia palentina.
De esta manera, más allá de continuar promoviendo los planes tradicionales basados en la construcción de infraestructuras y la provisión de ciertos servicios locales de carácter rural, la construcción de instalaciones de energía renovable se erige como una oportunidad extraordinaria para que el ámbito rural salga de su actual punto muerto.
Para empezar, es innegable que la construcción y la posterior gestión de las tecnologías fotovoltaica y eólica, generan relevantes sinergias con las actividades económicas existentes con anterioridad, ofreciendo una vía de salida a propietarios y gestores de negocios que suelen encontrarse en “vía muerta”, carentes de oportunidades y condenados a vivir de fondos públicos de subsistencia.
Es necesario valorar que las energías renovables juegan un papel crucial en la sociedad actual, porque además de erigirse como herramientas eficaces para luchar contra la emergencia climática, nos facilitan una soberanía energética derivada de la producción de electricidad asequible gracias al viento y a la radiación solar, ofreciéndonos una seguridad energética que, tras la espeluznante invasión de Ucrania por parte de Rusia, se ha convertido en un asunto de urgencia económica, social y geoestratégica.
Palencia, tanto por su ubicación en el centro de la península como por sus características físicas, es una provincia especialmente productiva en lo que a generación de energías limpias se refiere, justo en un momento de especial trascendencia en el que se impone una carrera para descarbonizar las economías y electrificar la mayor parte de los sectores productivos.
Así las cosas, la radiación solar media en Palencia ronda los 1.356 KW/m2 anuales, mientras que la producción anual de energía fotovoltaica apenas alcanza los 163 KW/m2; lo que le permite contar con unas condiciones óptimas para acoger parques solares fotovoltaicos. Otra cosa es en el ámbito de la generación de energía eólica, donde nuestra provincia se sitúa entre las tres primeras de Castilla y León y las 10 primeras de toda España, con 856 megavatios.
Las ventajas de estas condiciones climáticas se antojan enormes, de manera que las energías renovables podrían convertirse sin ninguna duda en motor para el desarrollo rural de la provincia, ayudando a fijar población en las zonas afectadas por el reto demográfico gracias a la creación de empleo local directo e indirecto; y contribuyendo a la generación de riqueza en los municipios aledaños a las plantas, que se benefician tanto del pago de los impuestos derivados de la actividad, como de la reactivación de las economías de proximidad.
Además, la generación de energía renovable contribuye a completar el ciclo de la economía circular, basado en un modelo económico enfocado en la reducción de los residuos y en propiciar entornos de autoabastecimiento, cuyo mejor exponente es el autoconsumo eléctrico.
Por si esto fuera poco, la implantación de este tipo de instalaciones es perfectamente compatible con otras actividades vinculadas a la economía local preexistente, que se manifiesta en una efectiva sinergia entre la energía fotovoltaica y la agricultura, que genera un nuevo concepto denominado “energía agrovoltaica”, y que permite integrar los parques eólicos y solares con el desarrollo de actividades agrícolas paralelas, al no verse alterada la superficie vegetal del emplazamiento.
Por otra parte, las instalaciones fotovoltaicas pueden convertirse en potentes herramientas para preservar ciertas actividades rurales, garantizando, por ejemplo, la disponibilidad para el pastoreo de los terrenos con instalaciones fotovoltaicas; o facilitando “superficies refugio” desde las que regenerar la biodiversidad autóctona y proteger las especies polinizadoras, facilitando la acogida de cultivos protegidos de especies nativas, y el despliegue de acciones conservacionistas sobre la tierra, la fauna y la flora.
Dicho esto, es justo recordar que parte del camino ya está recorrido, al ser Castilla y León la comunidad autónoma con mayor generación renovable de España -con más de 25.000 gigavatios por hora (GWh)-, situándose como región líder en un sector de futuro, y colocando a Palencia en una posición privilegiada para despegar en un momento en el que la conjunción de las plantas solares, las baterías de almacenamiento de energía y los sistemas de producción de hidrógeno verde, parece cada vez más cercana.
Tras conocer todos estos datos, cabe hacernos la pregunta de si ¿Palencia puede y debe seguir apostando por la industria de las energías renovables?... y la clara respuesta es: Sí… y debe hacerlo con decisión, si no quiere quedarse descolgada de una cadena de oportunidades industriales repleta de valor añadido, riqueza y bienestar.
En cualquier caso, para que todo discurra como debe discurrir, las compañías promotoras de las futuras instalaciones renovables deben interiorizar que solo serán aceptables aquellas plantas que respeten escrupulosamente los criterios de sostenibilidad y que cumplan con las exigentes condiciones de las Declaraciones de Impacto Ambiental establecidas por las administraciones públicas.
Además, estas compañías deberán afrontar un necesario diálogo social con las comunidades donde se instalen, que permita el establecimiento de un marco que garantice una legitimidad social basada en que los beneficios finales sean compartidos tanto por las empresas que arriesgan su capital, como por el territorio que acoge su establecimiento.
Si este acuerdo social y económico se produce en sus justos términos, los recelos del sector agropecuario, el inmovilismo y la resistencia al progreso tan impropio de los tiempos que corren -en plena emergencia climática y con la imperiosa necesidad de rebajar los precios de la electricidad y de despojarnos de los combustibles fósiles-, deberían desaparecer en provincias como Palencia, tan adecuada para seguir desarrollando una de las industrias del futuro.
Se trata de una gran oportunidad que esta provincia no debería dejar escapar, ya que buena parte del futuro de esta tierra depende de ello.
