La Comisión Europea ha lanzado el esperado Plan de Acción para las Redes Eléctricas, un documento que en el que se destaca la importancia crítica de las redes eléctricas en el proceso de transición energética. El documento resalta que esta importancia crítica reside en dos factores clave: el aumento esperado en la demanda eléctrica y la necesidad de conectar una gran cantidad de energía eólica y solar para el año 2030.
En este sentido, la Asociación para la Transición Energética (ATE) destaca la importancia de este Plan por la urgencia en el desbloqueo de una situación como la que existe en muchos países de Europa (entre ellos, España) para desplegar redes tanto de distribución como de transporte, y de esta forma evitar el “cuello de botella” por el que pasa el proceso de transición energética.
Según algunas proyecciones, se espera un incremento del 60 % en la demanda eléctrica para el año 2030, un aumento que estaría justificado por la creciente necesidad de electrificación en áreas como la movilidad, el uso de calor y frío sostenibles, la electrificación de la industria y la implementación de tecnologías aún en fase de experimentación como el hidrógeno renovable.
Para hacer frente a esta demanda, se estima que se deben conectar 1.000 GW de energía eólica y solar para el año 2030, una cifra que en 2022 apenas alcanzaba los 400 GW registrados.
Según el documento presentado, para alcanzar estos objetivos, la Comisión Europea ha calculado que, con el objetivo de hacer frente a estos desafíos, se requerirán aproximadamente 584.000 millones de euros de inversión en redes eléctricas hasta el año 2030. Estas inversiones requieren de un marco muy sólido de estabilidad y seguridad jurídica para contener los costes financieros y no elevar aún más la presión sobre las tarifas eléctricas.
El Plan de Acción planteado consta de 14 acciones a llevar a cabo en un plazo de 18 meses, con el objetivo de abordar 7 retos principales. Entre las acciones más relevantes incluidas en este documento, destacan:
- Acelerar la implementación de los Proyectos de Interés Común en curso y acelerar la definición de nuevos proyectos, analizando conjuntamente por parte de la Comisión y los Estados Miembros los problemas de desarrollo y las futuras necesidades financieras.
- Desplegar la red utilizando criterios anticipatorios, estableciendo nuevas directrices de colaboración para la aprobación de inversiones y distribuyendo los costos transfronterizos de la energía off-shore.
- Incentivar un mejor uso de las redes mediante la definición de capacidades disponibles en los sistemas de conexión y el establecimiento de las mejores prácticas en redes inteligentes, incorporando nuevas tecnologías.
- Mejorar el acceso a la financiación mediante la implementación de nuevos instrumentos basados en las recomendaciones de las partes interesadas, explorando alternativas con el Banco Europeo de Inversiones (BEI). En el caso de España, esto se refiere principalmente al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), que tiene asignados 23,4 mil millones de euros para el período 2021-2027, aunque en la actualidad no se ha previsto nada específico para redes eléctricas.
- Mejorar los procesos de aprobación de permisos, garantizando la implementación y transposición de las normas ya aprobadas. En este sentido, la Comisión proporcionará directrices para la elaboración de informes de impacto ambiental y brindará apoyo a la digitalización, entre otras medidas.
- Reforzar las cadenas de suministro mediante el apoyo a la normalización e incorporación de criterios en los códigos de red.
De esta manera, con la aprobación de este Plan de Acción para las Redes Eléctricas, la Comisión Europea se reafirma en el compromiso de abordar estos desafíos, asegurando así el proceso de transición energética hacia un futuro más sostenible.
Desde la ATE confiamos plenamente en que la implementación de todas estas acciones propuestas, sirva para fomentar el desarrollo de las Redes Eléctricas en Europa, y contribuya a alcanzar los objetivos establecidos para 2030.
